Esta manera de estudiar la identidad es radicalmente distinta de otra, que podríamos llamar individualista, según la cual cada individuo tiene sus características propias y es a partir de ellas que se identifica con sus pares.
En este esquema, el acto de identificar se produce como un acto fraternal, como una asociación entre individuos autónomos y libres.
En lo familiar ha permitido que se desarrolle el igualitarismo entre los sexos.
La identidad ya no es una propiedad que comparten dos o más sujetos, sino que cada uno tiene la suya, que le es propia, y es a partir de la identidad de cada uno que se forman las identidades colectivas.
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